Cuando
cruzamos el bosque, y nos dirigimos ha nuestra roca, le doy el panecillo que
intercambié con el panadero por una ardilla.
-Oh que
fuerte..., es de verdad?- lo parte a la mitad y se lo lleva a la nariz, ya que
aún está cliente, se queda una parte y la otra me la da dulcemente a mi. Roemos
los panecillos hasta que digo:
-Felices
juegos del hambre- imitando a nuestra pija representante del Capitolio.
-Y que la
suerte este siempre de vuestra parte- me responde vacilante. Se pone seria y
parece afectada cuando me pregunta-¿Cuantas veces entrará tu nombre en la urna?
-Cuarenta
y dos, supongo que la suerte no está exactamente de mi parte.- Ella asiente
apenada, y le coloco mi mano en la mejilla haciéndole una caricia,
nos tumbamos un rato, luego cruzamos la pradera. Nos dirigimos al Quemador y
le vendemos nuestra caza a Sae la Grasienta. Ella nos ofrece una sopa hecha con
perro salvaje ya cazado hace un par de días.
A la
salida nos despedimos , y me marcho a mi casa, para prepararme. Cuando
entro por la puerta, veo a mis dos hermanos pequeños Vick y Rory, que
tienen unos trajes con pantalones grises y unas camisas que les quedan un poco
grandes por que hace años fueron míos. No veo ni a mi madre ni a mi hermana
Posy, a si que supongo que estarán preparándose.
Me marcho a mi habitación y me quito la ropa de caza, colocándola con sumo cuidado sobre la silla de madera, cojo una toalla y me dirijo al baño, donde me limpio la sangre de las ardillas de los brazos.
Cuando salgo, encuentro sobre mi cama unos pantalones grises, y una camisa azul, que parece un poco desgastada por el paso de los años. Al parecer, no todos están tan bien como aparentan, porque cuando llego a la cocina me encuentro ha mi hermana pequeña llorando, y a mi madre con mis dos hermanos en el porche.
-¿Que te sucede Posy?- Aunque ya sé que es lo que le pasa, me obligo a mi mismo a preguntárselo.
-Tu ya lo sabes de sobra Gale!- me dice con su dulce vocecita de niña pequeña que tanto me gusta- Es tu último año de cosecha, y tengo mucho miedo de que seas tu el que salga elegido en la urna, tienes cuarenta y dos papeletas, maldita sea, ¿Por que el Capitolio nos tiene que hacer esto?¿Por que no nos puede alludar a vivir mejor en vez de mandar todos los años a dos niños para que mientras se matan, ellos se diviertan? No lo entiendo, y espero no entenderlo jamás, porque una atrocidad así solo puede ser obra de unos monstruos sin corazón.
Lo que me dice mi hermanita, me hiela la sangre. Nunca la había visto tan enfadada como ahora,sus últimas palabras, me retumban en la cabeza "una atrocidad así solo puede ser obra de unos monstruos sin corazón".
El reloj indica las dos, y el reclamo dela plaza nos llama, cojo a mi hermana en colo, y mis hermanos vienen con migo, mi madre debe quedarse en casa preparandolo todo, y luego vendrá a la plaza.
Nos colocamos en la fila para que nos tomen los datos, y certifiquen que fuimos. Nos colocamos cada uno en el sitio que nos corresponde, y vemos salir a Effie Trinket.
Comienza la pesadilla!!!
Me marcho a mi habitación y me quito la ropa de caza, colocándola con sumo cuidado sobre la silla de madera, cojo una toalla y me dirijo al baño, donde me limpio la sangre de las ardillas de los brazos.
Cuando salgo, encuentro sobre mi cama unos pantalones grises, y una camisa azul, que parece un poco desgastada por el paso de los años. Al parecer, no todos están tan bien como aparentan, porque cuando llego a la cocina me encuentro ha mi hermana pequeña llorando, y a mi madre con mis dos hermanos en el porche.
-¿Que te sucede Posy?- Aunque ya sé que es lo que le pasa, me obligo a mi mismo a preguntárselo.
-Tu ya lo sabes de sobra Gale!- me dice con su dulce vocecita de niña pequeña que tanto me gusta- Es tu último año de cosecha, y tengo mucho miedo de que seas tu el que salga elegido en la urna, tienes cuarenta y dos papeletas, maldita sea, ¿Por que el Capitolio nos tiene que hacer esto?¿Por que no nos puede alludar a vivir mejor en vez de mandar todos los años a dos niños para que mientras se matan, ellos se diviertan? No lo entiendo, y espero no entenderlo jamás, porque una atrocidad así solo puede ser obra de unos monstruos sin corazón.
Lo que me dice mi hermanita, me hiela la sangre. Nunca la había visto tan enfadada como ahora,sus últimas palabras, me retumban en la cabeza "una atrocidad así solo puede ser obra de unos monstruos sin corazón".
El reloj indica las dos, y el reclamo dela plaza nos llama, cojo a mi hermana en colo, y mis hermanos vienen con migo, mi madre debe quedarse en casa preparandolo todo, y luego vendrá a la plaza.
Nos colocamos en la fila para que nos tomen los datos, y certifiquen que fuimos. Nos colocamos cada uno en el sitio que nos corresponde, y vemos salir a Effie Trinket.
Comienza la pesadilla!!!
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